sábado, 12 de julio de 2008

El desorden del mundo



Cuando ocurre que un ser humano, por haber sido concebido en el lado equivocado del mundo, no puede disponer de agua y alimento para sustentar su vida y debe depender del arbitrio de otro ser humano para poder acceder indignamente a este sustento, mientras este segundo ser humano (primero en el escalafón social) derrocha, despilfarra y esquilma los recursos que corresponderían para un reparto justo de riqueza en el que el primer ser humano mencionado (y el peor situado en el reparto) tuviera lo suficiente para disfrutar de una vida digna, cabe deducir que nos hemos equivocado de sistema o que el que opera lo hace rematadamente mal.

Es, por tanto, momento de replantearse que el actual sistema de libre mercado, cuyo fin último es la acumulación egoísta e interesada de bienes y servicios por parte de una minoría, no destinada a satisfacer necesidad alguna, puesto que en el primer mundo la práctica totalidad de estas necesidades las tiene ya cubiertas y lo que hace es generar constantemente productos inútiles para responder a nuevas necedades difíciles de satisfacer que nos sumen en una espiral de frustración y al tercer y cuarto mundo, miseria e indigencia respectivamente, les ha sido denegado el derecho a acceder a los recursos que le son legítimos.

Y así, ocurre que los campos labrados y las plantas y los animales domesticados (vacas, cerdos, ovejas, perros, gatos...) adquieren una serie de privilegios que le son automáticamente usurpados a otros seres humanos por el mero hecho de haber nacido en el lugar equivocado, en un momento inapropiado y bajo un régimen político dudosamente democrático.

Y, como decía la canción de Danza Invisible, "ay! que desorden el orden del mundo, aunque da vueltas siempre sigue igual (...)" y seguirá siendo igual hasta que nos percatemos que la obtención de ese lucro al que refiere el documental va en detrimento de los derechos humanos de otros individuos que, como nosotros, poseen "un telencéfalo altamente desarrollado y pulgar oponible", aunque no dinero.

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