jueves, 17 de julio de 2008

Abandonados a su suerte

El Sahara Occidental es, como su propio nombre indica, una parcela de terreno del desierto saharaui situada en la región Oeste de África y delimitada como nación soberana.

En 1885 España reclama la anexión colonialista de dicho terreno, que no ve materializada hasta 1934. Sin embargo y contra todo pronóstico, en 1975, con el régimen franquista en estado agonizante, comienza la "marcha verde", un estratégico movimiento descolonizador-colonizante encabezado por Ahmed Osman, auspiciado por el monarca marroquí Hassan II (padre del actual Mohamed VI), financiado con divisas procedentes de Arabia Saudí y que movilizó en torno a 350.000 marroquíes.

Dicha marcha fue acompañada de un desproporcionado despliegue militar, aderezado con el rociado sistemático de los principales núcleos poblacionales (Amgala, Tifariti, Gelta Zemmur, Um Drega...) con napalm y fósforo blanco, que obligó a miles de saharauis a huir despavoridos para establecerse en la provisionalidad de los campamentos de refugiados ubicados en Tindouf, Argelia.

Un año más tarde, España abandona a los saharauis y "se los entrega" a Marruecos y Mauritania. La soberanía marroquí no cuenta con el respaldo de la ONU y el Frente Polisario no duda en proclamar su legitimidad sobre dichos territorios declarando la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). La RASD, integrada y reconocida por numerosos países (82 en la actualidad), no así por la ONU, comienza a gobernar de facto sobre la región meridional, que no se había plegado a los deseos de Hassan II.

En 1979 Mauritania sella unos acuerdos con el Frente Polisario y renuncia con ello a la ocupación de dichos territorios. No así Marruecos, que se mantiene en su tesitura invasionista y que comienza a contar con el respaldo bélico de Estados Unidos.

En 1991 Marruecos y el Frente Polisario rubrican un alto el fuego con la complacencia de MINURSO, un organismo "ad hoc" dependiente de la ONU, que vela por la paz en dicho territorio y por la celebración de un referéndum a fin de que los saharauis proclamen su voluntad de adhesión a Marruecos o su independencia de este en las urnas. En 2000 finaliza el proceso de identificación de todos aquellos ciudadanos con derecho a participar en dicho sufragio, a pesar de contar con 120.000 alegaciones paralizadas por James Baker, representante en dichos territorios del secretario general de la ONU.

Hoy en día la situación se encuentra así: Marruecos aboga por designar al Sahara Occidental su autonomía, mientras el Frente Polisario reclama la celebración de un referéndum para la autodeterminación, que les permita establecerse como nación soberana. España, por su parte, "calla y otorga", evitando pronunciarse en sus cumbres bilaterales con Marruecos en un ejercicio de falta de asunción de responsabilidades hacia un pueblo que, recordemos, se expresa en castellano, difunde abiertamente nuestra cultura por el mundo y que nos exige la adopción de una postura madura y coherente. En otras palabras, nuestro gobierno, ha abandonado a los saharauis a su suerte, mientras Marruecos sigue sometiéndole a su arbitraria voluntad.

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