jueves, 31 de julio de 2008

Dime, ¿qué vas a hacer tú?



Tengo la ligera sensación de que iniciativas encomiables han fracasado estrepitosamente por no saber trasladarlas a la práctica o por hacerlo rematadamente mal (el socialismo entendido por la dictadura de una mayoría y no como el privilegio de una oligarquía gobernante, el situacionismo propugnado en el preludio de Mayo del 68 y no reducido a un conjunto restringido de individuos...). En definitiva, por no saber formular una praxis que materializara con hechos unos ideales llamados en teoría ("mucha teoría, muy poquita acción") a producir un cambio radical en la sociedad y su mentalidad. El tan necesario "cambio de chip".

Quizá otras tantas propuestas lo hayan hecho porque esa babilonia, a la que con frecuencia se refieren los amantes del reggae (el propio cantante malagueño Shabu lo hace en su canción), ha extendido sus tentáculos con una sutileza digna de elogio y sabe prevalecer con maestría allá donde brotan vientos de libertad y voces discordantes con el pensamiento único.

Hay quien opina paciente que ya es demasiado tarde, que el mercado lo ha poseído prácticamente todo y que el común de los mortales apenas tiene otra opción que doblegarse con aquiescencia y callar ante el poderío y la magnificiencia exhibida por su contrincante en la batalla ("tu indiferencia y tu inconsciencia son semillas de este mal").

Y sin embargo, algunos sujetos agentes consideramos que mientras quede un resquicio por el que colarnos, lo vamos a intentar. ¿Por qué no hacerlo? La rebeldía merece la pena, porque con un sencillo viraje de conducta individual ("así que es esencial tu contribución") y gracias al "efecto contagio" ("la unión hace la fuerza"), puede que la pequeña pelota de nieve que rueda insignificante monte abajo termine por convertirse en un alud difícil de detener para quienes se encuentran parapetados a pie de la montaña.

No se puede hacer de otro modo a través de imposiciones draconianas (la historia así lo demuestra), sino con un voluntarioso gesto, del que otro se percate y en el que, a su vez, otro fije su mirada...en un ciclo(n) que termine por producir el efecto deseado, que no es otro que procurar una vida digna, justa y libre a todas y cada una de las personas con la simpleza en el consumo como idea motriz y en la que la sociedad conviva en armonía consigo misma y con el medio que la sustenta. Y recuerda, al revolución tiene un principio...

Si no soy yo, ¿quién?
Si no ahora, ¿cuándo?
Si no es aquí, ¿dónde?

martes, 29 de julio de 2008

Vacaciones conscientes

Cuando se aproxima la época estival, comienzan a emerger en nuestra mente planes vacacionales de toda clase y condición desde el despilfarrador viaje de "la pulserita" al Caribe, entorno soñado por tantos obreros de a pie, hasta la sempiterna visita a caserón familiar ubicado en un recóndito pueblecito de las Castillas, pasando por la quincenita de turno en las atestadas villas costeras de Levante.

Para esos a los que nos inquieta diariamente lo que pueda acontecer en este planeta y muy especialmente el futuro del mismo, plantearse las vacaciones puede derivar en un quebradero de cabeza más: ¿cómo hacer compatible la intención de no dañar más la biosfera, no contribuir a abundar en las desigualdades sociales y el disfrute de una jornadas de relax en compañía de nuestros seres queridos?

En primer lugar cabe plantearse el medio de transporte. Lo más sensato es evitar tomar un avión, como modo más contaminante y aunque aparentemente barato en términos monetarios por el afloramiento de las compañías de vuelo barato, ciertamente el más costoso ambientalmente hablando en cuanto a emisiones de dióxido de carbono. El coche parece poco aconsejable salvo que vaya a emplearse en compañía de otras personas en dirección a entornos donde no se dañe el patrimonio cultural o natural. Y en esta línea desde luego parece más pertinente optar por rutas ciclistas o por tren o tranvía si la distancia así lo requiere.

Para continuar una opción interesante es visitar aquellos entornos a los que, pese a su cercanía, jamás has tenido ocasión de aproximarte, sea por desconocimiento, porque nunca te lo hayas planteado, porque no hayas dispuesto del tiempo suficiente para ello o por cualquier otro motivo "comodín". Aprovechar la excusa para reconciliarte y reconciliar a los tuyos, especialmente hijos y sobrinos, con los procesos productivos de la naturaleza es una opción digna de ser considerada (¿qué mejor educación ambiental que la que se experimenta en priemra persona?), así como el turismo rural sostenible, que ofrece eventuales marchas a pie o en bicicleta para explorar bellos espacios en pleno corazón de la naturaleza.

Un consejo afortunado es implementar aquello de "donde fueres, haz lo que vieres". Es decir, allá donde vayas, procura amoldarte en la medida de lo posible a los usos y costumbres locales. Empápate de su cultura, vívela intensamente y sé respetuoso al máximo para que así resulte una experiencia gratificante para quien te acoge y para ti mismo. Consume productos cultivados o preparados localmente, así potenciarás su economía y contribuirás a perpetuar una cultura en el tiempo. Incluso ayúdales a elaborarlos o colabora en sus quehaceres cotidianos.

No seas en ningún caso cómplice de los desmadres urbanísticos o de todas esas prácticas que se han apropiado del recurso suelo con fines estrictamente crematísticos (campos de golf...). El urbanismo desconsiderado ha sido históricamente uno de los "peores tragos" que el suelo ha sufrido en carne propia y justificarlo acudiendo a las macrourbanizaciones o a los complejos turístico-hoteleros en primera línea de costa o levantados en medio de un especio natural protegido no califica con adjetivos positivos a quien lo realiza.

Sé en todo momento consciente que se puede gozar sin infringir daño desperdiciando recursos, así que no derroches agua, consume lo mínimo, recicla tus residuos, no perturbes la calma que suele presidir los procesos de la naturaleza...

Y si persigues ir un pasito más allá, aprovecha tu tiempo de ocio para mejorar el entorno que visitas: involúcrate en campos de trabajo, campamentos educativos, asóciate y colabora con ONGs, pues nunca sabes quien puede necesitar de tu consejo, tu ayuda o tu saber. El altruismo y saberte útil te proporciona una sensación de bienestar incomparable.

lunes, 28 de julio de 2008

Progreso sostenido, otro oxímoron para la colección

Abro el periódico como cada día, lo ojeo con la esperanza puesta en que a alguno de sus columnistas (habituales u ocasionales) le haya dado por escribir sobre algún tema de los no recurrentes (terrorismo, conflicto árabe-israelí, precampaña estadounidense,...) y efectivamente encuentro un artículo que me despierta un sano interés. Se denomina "Agenda global" y lo firma un tal Manuel Escudero, a la sazón director de un organismo vinculado a la ONU.

Y pese a mi posicionamiento favorable hacia el artículo, me vuelvo a topar con una serie de circuntancias cuanto menos sospechosas.

Reconoce que la soberanía de los estados le está siendo usurpada por las grandes corporaciones multinacionales y que sería aconsejable una mejor gobernanza global, que la humanidad está alcanzando los límites en el uso de los recursos, que la crisis global golpea antes en el estómago de "los nadie" y señala la cumbre alimentaria de Roma como un semi-fracaso (ya nos contará cual es ese semi-éxito emanado de la reunión multilateral). Hasta aquí podemos estar más o menos de acuerdo.

El asunto comienza a torcerse cuando, en una selectiva elección de acontecimientos clave en materia ambiental-humanitaria, se ciñe a todo lo acontecido tras la Cumbre de Río de 1992, ignorando que los grandes avances en defensa de "lo ambiental", del medio que nos rodea y en el que vivimos, tuvieron lugar en la llamada década ambiental: los setenta, con eventos y escritos de singular trascendencia como el informe del Club de Roma "Los límites del crecimiento", el asentamiento del ecologismo, la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Humano, la creación del PNUMA o las consecuencias de la primera crisis energética.

Además, la petulancia riza el rizo cuando nos vende que debemos "pensar en un sistema de gobernanza global que prevenga la crisis y asegure el progreso sostenido de la humanidad". En primer término, pensar en una gobernanza global acertada nos conduce a una mayor racionalidad y solidaridad en el gobierno de lo local, en la soberanía sobre los propios recursos, el empleo de estos con perspectiva largoplacista y en una democracia real-asamblearia sin injerencia de las compañías privadas con intereses espurios y no el "diálogo internacional público-privado" por el que aboga el autor.

En segundo lugar, la crisis no es algo opinable, sino una realidad palpable (hambrunas, migraciones, guerras) y cuyas consecuencias pueden ser de un dramatismo sin precedentes, por lo que actuar ya es perentorio.

Y para rematar, el empleo de un nuevo término antinómico como "progreso sostenido". ¿Para quién? ¿Cómo de sostenido? ¿Hasta cuándo? Porque de no garantizar el alimento en el futuro y una vida mínimamente digna para la población mundial, nos veremos abocados a batirnos el cobre por un pedazo de pan en unos años y entonces progresar nos importará bien poquito.

domingo, 27 de julio de 2008

No lugares, los entornos sin identidad

Si descontamos las infraestructuras de transporte o relacionadas (puertos y aeropuertos, autovías y autopistas terrestres, aéreas y marítimas, gasolineras y áreas de servicio...), los espacios habilitados para el consumo (super e hipermercados, complejos turístico-hoteleros, oficinas...) y todo el entramado comunicacional (pantallas, cableado, ondas...), lo resultante es el espacio en el que podemos disfrutar de la vida en su máximo esplendor, la "vida total" que clamaban los mods, siempre que así nos lo propongamos.

¿Por qué descartar entonces toda esta ristra extensa de entornos? Pues básicamente porque en ellos no puede disfrutarse de la existencia en plenitud, porque no guardamos hacia ellos ninguna clase de aprecio o una relación personal, no nos representan identitariamente, ni suponen atavismo histórico alguno.

Antes bien, son "habitáculos" más o menos amplios e inocuos en los que se circula sin detenerse en exceso a preguntarse el porqué de su existencia, sin comprometernos o involucrarnos en nuestro fugaz paso por ellos y, por lo consiguiente, no podemos mostrarnos tal y como somos desplegando nuestra personalidad porque no tiene sentido hacerlo. La propia sociedad así lo ha establecido como un códice cultural más. Y nadie se cuestiona que pueda ser de otro modo más "humano" y "personalizado".

¿A quién se le ocurriría ponerse a hacer el amor en medio de la Gran Vía o a bailar hasta la extenuación en un centro comercial o en un ascensor? ¿Y guardar algún tipo de afecto hacia una pantalla de ordenador? ¿Quién puede creerse singular por cumplimentar un itinerario turístico que repiten sistemáticamente cientos de miles de personas? Si pruebas a identificarte con alguna de estas actitudes, tus conciudadanos apenas titubearán en el diagnóstico: te estigmatizaran con un "este tipo está zumbado" en el mejor de los supuestos (en otros te ingresaran directamente en un hospital mental o en un centro penitenciario) porque no habrás atendido los convencionalismos sociales.

sábado, 26 de julio de 2008

Ralph Nader, el tercero en discordia

En 1965 se editaba un informe, "Inseguro a Cualquier Velocidad", en el que se afirmaba la naturaleza defectuosa de buena parte de los automóviles fabricados en Estados Unidos. General Motors, que se sintió aludida por las aseveraciones de la obra, puso en funcionamiento toda su maquinaria de "acoso y derribo" para desautorizar a su autor. Por fortuna, perdieron el juicio y se vieron obligados a compensarle económicamente.

Gracias a esta significativa victoria, Ralph Nader se granjeaba un nombre entre la ciudadanía estadounidense, que comenzó a activarse socialmente para desacreditar maniobras "poco limpias" en las que se estaba desenvolviendo el gobierno estadounidense. En 1971 Nader funda la ONG Ciudadano Público, a cuya posición de director renuncia en 1980 para asumir una "guerra de guerrillas" en diversas causas contra las compañías transnacionales y en defensa de un "consumidor", que Nader interpreta como "ciudadano que participa activamente en las instituciones democráticas".

En 1990 Nader promueve un tercer partido en calidad de candidato independiente ante la "bancarrota" que representaba para la izquierda norteamericana el Partido Demócrata, con el sorprendente resultado de cosechar miles de votos en New Hampshire dos años más tarde.

En 1996, Nader es seleccionado candidado por el Partido Verde a la presidencia de EE.UU con los que alcanzó un exiguo 1% de los sufragios ese año y un 2,7% en las siguientes elecciones, en las que su programa demandaba derechos tales como la justicia ambiental, sanidad universal, gratuidad de la educación, un aumento de los impuestos a las grandes corporaciones o vivienda a un precio asumible. Los votantes de Al Gore le rogaron que se retirara apelando al manido voto útil, a lo que no accedió habida cuenta de que "si eliges el mal menor entre dos males, al final del día todavía tienes un mal", con lo que indirectamente facilitó la diáspora de votos (efecto "spoiler") y la derrota de Al Gore al tiempo que favorecía el asentamiento de una pluralidad política de la que EE.UU. adolecía (y adolece).

En 2004, los lobbys presionan nuevamente a Nader para impedirle que se presente a los comicios, a lo que este alega que "hay demasiado poder y riqueza en demasiado pocas manos" y que no renuncia a su candidatura independiente, si bien no alineado en las filas del Partido Verde, que apostó en esta ocasión por David Cobb. Y nuevamente concurrirá a las elecciones en 2008, con una campaña más limitada económicamente (léase sin subvenciones de ninguna compañía, multimillonario o lobby), pero más condensada ideológicamente que las de Barack Obama (Partido Demócrata) o John McCain (Partido Republicano).

viernes, 25 de julio de 2008

Alternativa silenciosa

- Aiss, el silencio, cuanto lo extraño.
- Siempre fuiste un nostálgico Juan. Además, bien sabes que el silencio no existe. Es fruto de la invención humana. Un artificio imaginario.
- De veras que no comprendo que tengamos que renunciar a este pedacito de libertad para poder oir aullar el rugido de un motor, el sonido de un claxon impaciente, la molesta fricción de un neumático contra el asfalto o el alarido desesperado de un conductor.
- Y ahora encima tratas de poner trabas al progreso. La sociedad ha avanzado mucho, sabes. No podemos poner diques al mar. Sería como negarnos a nosotros mismos.
- No, no van por ahí los tiros.
- Entonces, ¿por qué ese ansia por acallarlo todo?
- Eso que dices es incierto. Siempre he sido partidario de que la gente se exprese en libertad. Pero la libertad de uno expira con el comienzo de la de su prójimo. Y los automóviles actúan como una apisonadora, imponiéndose al ciudadano allá donde se les antoja.
- Pura palabrería. Frases hechas sin más.
- Además, tratas de desviar el discurso. No niego el uso de la palabra, tan solo pido que el run run del motor no termine por negarnos una vida digna y saludable a las personas.
- Te opones al automóvil por sistema. Tus palabras destilan un nihilismo bastante oscuro.
- Al contrario, lo que trato de de abogar por un uso racional del mismo. En realidad a lo que me enfrento es a ese sistema del que el automóvil es una pieza más del engranaje. Un emblema nada más.
- Pero, ¿qué alternativa propones entonces?
- Mira, hay opciones muchos más saludables que el vehículo a motor. Está la bicicleta, el ferrocarril, la tracción animal que deberíamos recuperar. Incluso caminar o correr, según las necesidades. La contaminación acústica de estos mecanismos es considerablemente menor, no emiten apenas gases y son más respetuosos con el entorno. Claro que nos exigen invertir un mayor tiempo y esfuerzo personal y hay quien no quiere asumirlo.
- Y entonces, ¿los ancianos o los que viven alejados de la ciudad?
- Para aquellos que no pueden permitirse emplear otros modos de transporte está el coche. Es una alternativa puntual y limitada, porque el petróleo lo es dado que sus yacimientos tienen fecha de caducidad. Al fin y al cabo, nos tocará cambiar de modos de transporte y hacerlo cuanto antes nos liberará del shock.

Nota: esta entrada está dedicada a todos aquellos que habitan las grandes ciudades, conglomerados de ruido como consecuencia de una sociedad altamente industrializada y en la que el vehículo a motor (autobuses, coches, motocicletas) campa a sus anchas causando estrés, enfermedades, atropellos y muy especialmente a los madrileños, medio millón de los cuales experimentan día tras días niveles acústicos (superiores a 65 decibelios) desaconsejados por la Organización Mundial de la Salud según el mapa acústico recientemente publicado por el consistorio de la ciudad.

jueves, 24 de julio de 2008

Una sola palabra, AUSTERIDAD

Austeridad. Austeridad. Austeri...Repitan conmigo. Así se familiarizarán con prontitud con un término que últimamente resuena con fuerza en los mentideros políticos de una u otra significación ideológica.

Lo emplean los neoliberales para justificar la aplicación de la "formula conservadora para una economía saneada": recortes sociales (sanidad, educación, cultura) y bajada de impuestos directos (de sucesiones, de sociedades, IRPF...). Hacen uso de ella los socialdemócratas intercalándola con otros conceptos tan agrios como: productividad, jornada de 65 horas semanales o diques a la inmigración. A los comunistas-socialistas, como se les priva de atenciones y se los menosprecia reiteradamente como corriente ideológica (Castro, Chávez, Morales), no se les concede el "privilegio" ni tan siquiera de mencionarla.

La RAE, salvaguarda de nuestro patrimonio cultural y muy socorrida en caso de duda razonable, define austero en una de sus acepciones como "sobrio, morigerado, sencillo, sin ninguna clase de alardes". Lo que, traducido en términos de nuestro día a día, implicaría dejar de consumir (y por ende de extraer y producir) en un estilo despilfarrador para canalizarlo hacia un modo más comedido y, si cabe, racional con la mirada fijada en la finitud de los recursos naturales que nos sustentan.

Eso significa, como es obvio, abandonar alguna de esas costumbres que tan arraigadas están en nuestros quehaceres cotidianos: tomar el avión (preferentemente a través de una compañía de vuelo económico) o automóvil siempre que nos es posible, acudir de compras en caso de aburrimiento, enchufar a todo gas el aire acondicionado o la calefacción, consumir carne bajo cualquier pretexto...y claro está, llevar a cabo un remedio drástico no es plato de buen gusto para prácticamente nadie.

Por ello la clase política, si es que así puede denominarse, prefiere enmascarar la austeridad de bajada en los tipos de interés o cualquier otro artificio contable en lugar de hablarle de tú a tú al pueblo explicándoles que el exceso de pan para hoy puede significar el hambre de mañana, como de hecho ya se deduce del dato de la huella ecológica que en su momento facilitó Greenpeace (Informe Planeta Vivo 2006).

martes, 22 de julio de 2008

Estanflación y la "u invertida" de Kuznets

Los economistas neoclásicos nos dicen por activa y por pasiva que el crecimiento económico (el aumento exponencial de la cifra del PIB) solucionará nuestros problemas, que generará empleo, que redundará en nuestro bienestar... y sin embargo el contexto actual se obstina en negarles la mayor.

No supone una novedad esta concepción mistificadora de tintes pseudoreligiosos que enarbolan los economistas en la actualidad, pues ya hace tres cuartos de siglo el economista ruso Simon Kuznets se les adelantó al postular la hipótesis de la "curva ambiental" o "u invertida", que señalaba que aunque en un principio el sistema debe realizar cuantiosas inversiones en bienes de capital e infraestructuras, a la larga el aumento de la renta per cápita quedará reflejado en una disminución progresiva de la inequidad social, originando un reparto más equitativo de los recursos al incrementar la productividad y generar empleo.

Pero no quedó ahí su aportación, puesto que hizo probablemente la matización más atinada de su estrafalaria hipótesis, señalando ante el congreso estadounidense que "es muy dificil deducir el bienestar de una nación a partir de su renta nacional per cápita".

Lamentablemente, muchos hicieron oídos sordos y prefirieron apostar por el paradigma mecanicista que identifica el aumento del PIB al bienestar humano, sin detenerse en matices tan nimios (entiéndase la ironía) como si la riqueza se reparte de un modo ecuánime entre la población, si se infringe un daño al entorno (pérdida de especies, destrucción y fragmentación de hábitats, descontrol en los fenómenos climáticos...), si este medio es capaz de regenerar los recursos consumidos y de absorber los desperdicios generados...

Y así, quienes se aferran como un clavo ardiendo al sacrosanto PIB y a su crecimiento continuo exponencial, se topan hoy en día con una realidad imprevisible a la par que desagradable: la estanflación. Es decir, la simultaneidad en un mismo contexto del alza de precios (inflación), el aumento del desempleo (recesión) y el estancamiento económico. Una situación inesperada y tan difícil de manejar para quienes asumen que la solución al problema debiera pasar por la causa que lo generó.

lunes, 21 de julio de 2008

Si nadie lo remedia...

Unos siete kilómetros al Norte de la actual ciudad de Soria se ubicaba tiempo atrás el asentamiento celtibérico de Numancia, del que hoy tan solo se conservan sus ruinas.

Dichas ruinas, que a ojos de un neófito observador pueden tener un valor relativo, fueron declaradas bien de interés cultural (BIC) en 1882 y anualmente se celebran allí campañas estivales de excavado y posterior análisis del registro arqueológico por parte de un equipo humano de la Universidad Complutense de Madrid comandado por Alfredo Jimeno y subvencionado con fondos procedentes de la Junta de Castilla y León.

Históricamente, Numancia sufrió el acoso de las tropas romanas encabezadas por el general Publio Escipión en la segunda mitad del siglo II A.C. Se cuenta que Escipión impuso a su hombres un régimen de austeridad durante el sitiado y conquista de la ciudad celtibérica y que pese a resultar franca minoría, en una proporción que llegó a resultar tan desfavorable como 3 a 1 y rodeados por murallas y torres, los aguerridos numantinos resistieron con vehemencia el ataque romano hasta el punto de producirse un suicidio colectivo cuando ya se aclamaba su derrota para no ser sometidos como esclavos.

Paralelismos de la historia, hoy la ciudadanía soriana, como en su momento la numantina, sufre el paulatino asedio del urbanismo aterrador, que pretende hacer de la histórica región un antinómico proyecto que responde al asombroso apelativo de Ciudad del Medio Ambiente. Un maremágnum de 800 viviendas, hotel, oficinas, escuela de equitación y parque industrial para satisfacer a una población que, paradógicamente, cada vez puebla en menor número la provincia castellano leonesa.

Frente a ello y como respuesta denodada, el movimiento Salvemos Numancia ha roto una lanza en favor de la preservación intacta de los yacimientos con la proposición de declarar a estos bien patrimonio de la humanidad por parte de la UNESCO e impedir con ello que sean pasto de la voracidad especulativa del lobby inmobiliario.

domingo, 20 de julio de 2008

Arquitectura efímera sobre un pilar endeble

Si tuvieras conocimiento de que algún individuo cercano a ti, pongamos un familiar, amigo o vecino, lleva años atesorando una colección en la que ha depositado toda su ilusión y dedicación o una fortuna para poder vivir dignamente durante lo que le resta de vida, ¿la dilapidarías en cuestión de días a sabiendas de que dicho "tesoro" es único e irrepetible?

Bien, pues sea cual sea la respuesta a esta duda que nos horada, lo que es bien cierto es que nuestra especie se ha encargado de consumir en cuestión de decenios una herencia que el planeta se había encargado de acumular durante milenios, el oro negro. ¿Por qué? El motivo es trivial, básicamente nos ha sido muy económico extraerlo de la tierra mientras sus yacimientos ha sido abundantes. Hasta el punto de considerar que dicho recurso era en la práctica inagotable, haciendo gala de una cortitud de miras que haría palidecer a cualquier otra especie. Además, energéticamente nos ha reportado unos beneficios a corto plazo, fruto de lo "económico" de su extracción (el cociente EROI que divide la energía obtenida entre la enrgía invertida para obtenerla es, con creces, el de mayor cuantía de las energías existentes).

Sobre ese pilar tan endeble hemos edificado un sistema económico, el capitalismo, confiando nuestra suerte a las "incontables virtudes" de dicho material y a su presunta abundancia, con lo que nos hemos dedicado a expandir nuestro dominios sobre la tierra con una insana prepotencia antropocentrista (como especie presuntamente inteligente que nos preciamos de ser).

Hemos acumulado objetos de toda clase y condición. Es más, hemos objetivado especies, espacios y procesos para transformarlos en una mercancia más que introducir en un comercio que no conoce límites y cuyas barreras son tan difusas que todo es susceptible de ser incluido en él. Y hemos alcanzado la patología al considerar que todo aquello que no era monetarizable o que extravasaba las fronteras del comercio, no era digno de ser tenido en cuenta.

Pero con todo el dolor de nuestro corazón, el dichoso material se ha ido agotando a pasos agigantados y sus yacimientos han ido expirando conforme íbamos aumentando demográficamente y conforme nuestro nivel de consumo se ha haciendo pronunciadamente mayor. Y ahora que no recordamos que se puede vivir de otro modo, que ignoramos el significado real de la palabra austeridad y que admiramos con ceguera complaciente cualquier avance de la tecnología, porque es sinónimo de progreso o de avance, lamentamos profundamente que así sea.

Aunque confiamos en la panacea de que alguien llegue y con su varita mágica solvente tamaño desaguisado (las energías renovables que apenas han sido implantadas, la energía nuclear cuyas fugas hacen fluir cada jornada ríos de tinta...). Si bien, cabe apreciar que las fórmulas mágicas no existen. Jamás han existido. Lo que sí existe es el esfuerzo de autocontención, el sacrificio personal de reducir individualmente los patrones actuales de consumo exacerbado y el empeño en reconducir nuestro destino hacia la simplicidad voluntaria o nos veremos abocados al fracaso colectivo. No hay más.

viernes, 18 de julio de 2008

¿Reaccionario o ludita?

Si por reaccionario se entiende a aquel que pretende reestablecer lo abolido (Real Academia Española), quizá no sea apropiado definirme como tal, habida cuenta de las connotaciones peyorativas que el término trae aparejadas.

Pero si de lo que se trata es de reaccionar frente a lo establecido recuperando cultos, tradiciones, instituciones y estilos que operaron satisfactoriamente en el pasado, entonces no me importa en absoluto etiquetarme como tal siempre que esto suponga un progreso en el sentido de humanizar la sociedad.

No creo que todo lo avanzado por el hombre nos haya hecho más libres y por tanto haya repercutido positivamente en nuestro grado de felicidad. De hecho, ya en los albores de la Revolución Industrial, algunos sectores del movimiento obrero, que dieron en llamarse luditas en tributo al "pionero" Ned Ludd (en 1779 destrozó varios telares deliberadamente o por error), batallaron con insistencia contra la maquinaria y otras formas de tecnología, que según ellos les negaban el derecho a emplearse y a desarrollar su creatividad en el "nicho laboral".

La aparición de estas máquinas posibilitó el encuentro y la solidaridad entre obreros de la industria, que tomaron por fin conciencia de su clase y no titubearon un instante en agenciarse un martillo o una maza para golpear violentamente dicho producto de la mente humana, que les negaba su legítimo derecho al trabajo.

Más tarde se percatarían que el verdadero enemigo causante de "sus molestias" sería el propietario de dichos instrumentos demoníacos: el empresario de turno y redirigirían su rabia contra ellos, si bien este "movimiento" de carácter reaccionario se mantuvo vigoroso entre 1811 y 1830, con un intento revivalista de "neoludismo" frente a la revolución digital, la inteligencia artificial y la informática liderado por Theodore John "Unabomber" Kaczynski (enemigo público del FBI hasta su detención en 1996) y que sostenía postulados próximos al primitivismo propugnado por la corriente más radical del anarquismo (el retorno a la sociedad cazadora de animales-recolectora de frutos y verduras).

jueves, 17 de julio de 2008

Abandonados a su suerte

El Sahara Occidental es, como su propio nombre indica, una parcela de terreno del desierto saharaui situada en la región Oeste de África y delimitada como nación soberana.

En 1885 España reclama la anexión colonialista de dicho terreno, que no ve materializada hasta 1934. Sin embargo y contra todo pronóstico, en 1975, con el régimen franquista en estado agonizante, comienza la "marcha verde", un estratégico movimiento descolonizador-colonizante encabezado por Ahmed Osman, auspiciado por el monarca marroquí Hassan II (padre del actual Mohamed VI), financiado con divisas procedentes de Arabia Saudí y que movilizó en torno a 350.000 marroquíes.

Dicha marcha fue acompañada de un desproporcionado despliegue militar, aderezado con el rociado sistemático de los principales núcleos poblacionales (Amgala, Tifariti, Gelta Zemmur, Um Drega...) con napalm y fósforo blanco, que obligó a miles de saharauis a huir despavoridos para establecerse en la provisionalidad de los campamentos de refugiados ubicados en Tindouf, Argelia.

Un año más tarde, España abandona a los saharauis y "se los entrega" a Marruecos y Mauritania. La soberanía marroquí no cuenta con el respaldo de la ONU y el Frente Polisario no duda en proclamar su legitimidad sobre dichos territorios declarando la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). La RASD, integrada y reconocida por numerosos países (82 en la actualidad), no así por la ONU, comienza a gobernar de facto sobre la región meridional, que no se había plegado a los deseos de Hassan II.

En 1979 Mauritania sella unos acuerdos con el Frente Polisario y renuncia con ello a la ocupación de dichos territorios. No así Marruecos, que se mantiene en su tesitura invasionista y que comienza a contar con el respaldo bélico de Estados Unidos.

En 1991 Marruecos y el Frente Polisario rubrican un alto el fuego con la complacencia de MINURSO, un organismo "ad hoc" dependiente de la ONU, que vela por la paz en dicho territorio y por la celebración de un referéndum a fin de que los saharauis proclamen su voluntad de adhesión a Marruecos o su independencia de este en las urnas. En 2000 finaliza el proceso de identificación de todos aquellos ciudadanos con derecho a participar en dicho sufragio, a pesar de contar con 120.000 alegaciones paralizadas por James Baker, representante en dichos territorios del secretario general de la ONU.

Hoy en día la situación se encuentra así: Marruecos aboga por designar al Sahara Occidental su autonomía, mientras el Frente Polisario reclama la celebración de un referéndum para la autodeterminación, que les permita establecerse como nación soberana. España, por su parte, "calla y otorga", evitando pronunciarse en sus cumbres bilaterales con Marruecos en un ejercicio de falta de asunción de responsabilidades hacia un pueblo que, recordemos, se expresa en castellano, difunde abiertamente nuestra cultura por el mundo y que nos exige la adopción de una postura madura y coherente. En otras palabras, nuestro gobierno, ha abandonado a los saharauis a su suerte, mientras Marruecos sigue sometiéndole a su arbitraria voluntad.

martes, 15 de julio de 2008

Infección retroviral

La cuestión opera del siguiente modo: el retrovirus, dotado de una envoltura aparentemente inocua, de un core de consumo "ad hoc" y de enzimas con siniestras denominaciones como la acritizasa, la desconcierterasa o la mediocresterasa, penetra y se replica una y otra vez en el organismo sin oposición alguna, consiguiendo a pasos agigantados anular todo criterio de rechazo que pudiera permanecer en este y terminará transformando al individuo en cuestión en una unidad más de la perversa dinámica productivista-consumista.

Una vez el virus ha infectado todas y cada una de las células sirviéndose para ello de la maquinaria de estas, pues recordemos que el virus no tiene capacidad propia de producir vida, el camino se encontrará absolutamente expedito para que los agentes publicitarios efectúen su labor con total placidez y complacencia.

Estos especialistas de la seducción empeñarán todo su esfuerzo y creatividad en hacer sentir a la nueva "unidad elemental de consumo" la necesidad de adquirir tal o cual producto o servicio apelando a su susceptibilidad, a sus más bajos instintos (alimenticios, sexuales), a su sed de acumulación de riqueza y a su ansia de poder sobre todo/s lo/s demás, entre otras vilezas de la peor catadura moral.

El organismo, perfectamente anestesiado por una droga que le arrebata su libertad sutilmente, no procurará evitar su dependencia asumiendo una terapia que lo alejaría del mundanal contexto de vulgaridad y falsos paraísos, sino que acudirá periódicamente como fruta madura al eventual traficante de sueños de artificio en busca de su dosis. Dosis que, dicho sea de paso, habrá de ir en aumento, puesto que sólo se ese modo saciará su creciente ansia.

De lo contrario y como previsiblemente ocurrirá, la frustración y la depresión se irán apoderando de él y le sumirán en un síndrome de abstinencia consumista, que sólo podrá ser contestado por prácticas austeras de simplicidad voluntaria. De no ser así, todo acto redundará en su penosa situación.

domingo, 13 de julio de 2008

Un contexto inadecuado para la revolución

Una sociedad desideologizada y desprovista de valores sanos (altruismo, solidaridad, convivencia, concienciación con el proceso que atraviesa la humanidad) es mucho más susceptible de ser manipulada, deformada y alienada a su antojo por los poderes fácticos.

Una sociedad que no desarrolla su capacidad crítica (leyendo, formándose, documentándose, intercambiando conocimientos y opiniones) y creativa (el arte como expresión única y singular que plasma las inquietudes sociales latentes) al margen del orden establecido, es un pedacito maleable de plastilina apta para ser moldeada al arbitrio de grandes corporaciones transnacionales, los mass media y la clase política.

Y cuanto más enajenada y deshilvanada organizativamente se encuentra dicha sociedad, con una jerarquía plenamente establecida y afirmada de opinadores profesionales supeditados a intereses ilégitimos y un séquito inmenso de anestesiados coristas que repiten sin criterio alguno la señal-mantra que emiten dichos opinadores, más allanado se encuentra el terreno para que una falacia sea difundida y termine expandiéndose, alcanzando en tiempo récord cualquier rinconcito de este mundo en el que la información se propaga en exceso y produce una desensibilización alarmante en la ciudadanía.

Lo sabía Paul Joseph Goebbels cuando dijo aquello de "una mentira mil veces repetida se convierte en verdad", lo conocían a la perfección los gobernantes de la dictadura stalinista, que borraba páginas del libro de la historia a su antojo para adecuar esta a su cometido (convencer de que "cualquier tiempo pasado fue incuestionablemente peor") y no son menos conscientes de ello los actuales mandatarios y altos dirigentes, que se sirven del desconcierto y la aculturización reinante, para hacer y deshacer sin que se produzca una convulsión del entramado social, para decir y desdecir sin que nadie amague con reprochárselo, para aprovechar y desechar recursos con pasmosa velocidad sin que el lego se escandalice o, "en el mejor de los mundos posibles", se oponga abiertamente.

Y en este contexto parece complicado que la tan ansiada (para unos pocos, entre los que me incluyo) revolución se produzca en su máximo esplendor. Los condicionantes juegan en nuestra contra. El chip del consumismo se encuentra perfectamente instalado en la placa base de una mayor parte de las conciencias y extirparlo comvenientemente se va a convertir en una carrera de fondo, de innegable desgaste y de dudoso efecto, aunque deseable.

En cualquier caso, mi recomendación clínica para quienes me leen es que traten por sí mismos de desprogramarse para volver a hacerlo en modo "alter", de desaprender lo aprendido para procurar un hueco que llenar del conocimiento correcto, de ese que nos ayuda a crecer como personas y no como consumidores.

sábado, 12 de julio de 2008

El desorden del mundo



Cuando ocurre que un ser humano, por haber sido concebido en el lado equivocado del mundo, no puede disponer de agua y alimento para sustentar su vida y debe depender del arbitrio de otro ser humano para poder acceder indignamente a este sustento, mientras este segundo ser humano (primero en el escalafón social) derrocha, despilfarra y esquilma los recursos que corresponderían para un reparto justo de riqueza en el que el primer ser humano mencionado (y el peor situado en el reparto) tuviera lo suficiente para disfrutar de una vida digna, cabe deducir que nos hemos equivocado de sistema o que el que opera lo hace rematadamente mal.

Es, por tanto, momento de replantearse que el actual sistema de libre mercado, cuyo fin último es la acumulación egoísta e interesada de bienes y servicios por parte de una minoría, no destinada a satisfacer necesidad alguna, puesto que en el primer mundo la práctica totalidad de estas necesidades las tiene ya cubiertas y lo que hace es generar constantemente productos inútiles para responder a nuevas necedades difíciles de satisfacer que nos sumen en una espiral de frustración y al tercer y cuarto mundo, miseria e indigencia respectivamente, les ha sido denegado el derecho a acceder a los recursos que le son legítimos.

Y así, ocurre que los campos labrados y las plantas y los animales domesticados (vacas, cerdos, ovejas, perros, gatos...) adquieren una serie de privilegios que le son automáticamente usurpados a otros seres humanos por el mero hecho de haber nacido en el lugar equivocado, en un momento inapropiado y bajo un régimen político dudosamente democrático.

Y, como decía la canción de Danza Invisible, "ay! que desorden el orden del mundo, aunque da vueltas siempre sigue igual (...)" y seguirá siendo igual hasta que nos percatemos que la obtención de ese lucro al que refiere el documental va en detrimento de los derechos humanos de otros individuos que, como nosotros, poseen "un telencéfalo altamente desarrollado y pulgar oponible", aunque no dinero.

jueves, 10 de julio de 2008

La respuestas de Latouche y el ciclo sobre decrecimiento

A la espera de que se subtitule el documental francés "Decrecimiento y simplicidad voluntaria" en su totalidad, os dejo con las declaraciones de Serge Latouche, profesor emérito de la Universidad Paris Sud y una de las eminencias en la materia, cuya obra "La apuesta por el decrecimiento" (Icaria Editorial, 2008) resulta bastante clarificadora e ilustrativa de nuestra línea de trabajo e investigación.





Por otra parte, recomendar encarecidamente a través de estas líneas la asistencia a la jornada "Alimentos kilométricos: la petrodependencia del modelo alimentario", integrada en el ciclo "Decrecimiento: hacia la sostenibilidad social y ambiental", a celebrar esta misma tarde a partir de las 19:00 en la Sala Pompeu i Fabra del Ateneu Barcelonés (C/Canuda 6, Barcelona) y a la presentación en idéntico emplazamiento del nuevo ejemplar de la revista Ecología Política dedicado por entero al decrecimiento sostenible el próximo Sábado.

Dijous 10 de juliol

Jornada: "Aliments Quilomètrics: la petrodependència del modelo alimentari"

Hora: 19h

Crisi energètica, perspectives i reptes
Dani Gómez (OCEAS)

Impactes socials i ambientals de la indústria petrolera
Martí Horta (UAB)

Crisi mundial dels aliments i sobirania alimentària
Esther Vivas (XCS, Campanya "No et Mengis el Món)

Davant un món impossible: Decreixement
Giorgio Mosangini (Col.lectiu d´Estudis sobre Cooperación i Desenvolupament)

Debat i preguntes

Dissabte 12 de juliol

Presentació de la Revista Ecología Política Nº35 "Decreixement sostenible"

Hora: 18h

Presentació de la Revista
Jofre Rodrigo (Revista Ecología Política)

Decreixement: bases teòriques i propostes
Mauro Bonaiuti (Rete Italiana per la Decrescita)

Decreixement, sostenibilitat i conflictes ambientals
Joan Martínez Alier (UAB)

Debat i preguntes

Organitzen: Observatori de la Crisi Energètica i Alternatives de Societat (OCEAS), Col.lectiu d´Estudis sobre Cooperación i Desenvolupament, Entesa pel Decreixement, Revista Ecologìa Política, Campanya "No et Mengis el Món", Grup de Bionegocis, Grup Aliments Quilomètrics

miércoles, 9 de julio de 2008

El agua: un elemento que discrimina

Algunos afortunados hemos ido adquiriendo con el tiempo una serie de vicios y entre ellos, nos hemos malacostumbrado a que cada vez que se nos antoje, acudamos al grifo y éste jamás nos niegue nuestro adquirido derecho a disfrutar del agua para aquello que consideremos oportuno, sea pertinente o no.

Otros, los desheredados, que nacieron estigmatizados como habitantes del Sur con todas sus consecuencias (conquistados por los colonialistas norteños, esclavizados como mano de obra o fuerza de trabajo, sometidos como humanos de segunda clase, expropiados de sus derechos fundamentales, despojados de sus recursos, hipotecados por no poder permitirse acceder a la técnica...), no tienen tanta fortuna y han de recorrer caminos interminables, incluso podría afirmarse que eternos, para apropiarse de cantidades ínfimas del recurso con las que cargar como penitencia durante el transcurso del camino de regreso al campamento base. Y eso por no mencionar que el agua que recogen en dichos recipientes puede estar contaminada por mil y un agentes infecciosos o patógenos.

Los afortunados, ante la "evidente" abundancia del recurso, jamás nos hemos cuestionado sus limitaciones y hemos realizado un consumo desmesurado y despilfarrador como suele ser habitual en una sociedad presidida por el dispendio y la acumulación. Hicimos de ríos, lagos y mares nuestro patrimonio, nuestra pertenencia más bien. Y canalizamos y apresamos los primeros para abastecer a las poblaciones de líquido y alimentos (y posteriormente nos permitimos un empleo lúdico del recurso), extragimos agua a conciencia de los segundos sin importarnos en exceso que fueran a agotarse o la fauna y flora que los habitaba y empleamos los mares y océanos como un canal inmaculado para colonizar nuevos mundos, que pasaron a ser de nuestra propiedad.

En esos mundos colonizados, quienes los habitaban, los nadie fueron desde bien temprano conscientes de lo restrictivo de su acceso al recurso e intentaron que cada gota de dicha agua fue aprovechada hasta sus últimas consecuencias, haciendo de la eficiencia no únicamente su leitmotiv, sino su propia salvación como individuos. Y así, redujeron, reutilizaron y reciclaron no con miramientos a preservar el planeta, sino como condición sine qua non para mantenerse con vida. Y probablemente vertieran sin conciencia contaminantes o aguas fecales a los ríos. Y probablemente tomaran aguas en mal estado, de tonalidades anaranjadas que producirían auténtico pudor a los norteños y enfermedades digestivas en los sureños. Pero, ¿quién tiene autoridad para recriminarles que lo hicieran cuando su acceso al agua era tan exiguo y restrictivo por una distribución inapropiada del recurso?

Y así, unos y otros, por muy diferentes motivaciones, fuimos malgastando, depauperando y agotando un pilar fundamental para la vida, sin el cual esta tomaría un rumbo radicalmente distinto en el caso de que pudiera llevarse a cabo. Y puede que cuando meditemos friamente sobre la inconsciencia de lo realizado, nos recorra el cuerpo un escalofrío e irrumpamos en sollozos ante la imposibilidad de solucionarlo satisfactoriamente. Y puede que con nuestra actitud tengamos la oportunidad de cambiar este rumbo errático actuando desde ya. ¿Quién sabe?

martes, 8 de julio de 2008

El día en que me volví ecologista

Probablemente no fuera un día concreto, ni una hora señalada, ni siquiera un momento determinado. Un proceso de transformación y maduración personal opera de muy diversas maneras y en muy diversos frentes simultáneamente.

Hace algún tiempo, sostenía una visión prejuiciosa de los ecologistas como apasionados de la naturaleza, que actuaban sin ton ni son guiados por impulsos irracionales en ocasiones (suelta indiscriminada de especies sin considerar procesos o hábitats, rociado con esprais de abrigos de visón) y sin atender en exceso a otras motivaciones (otros sectores de la sociedad, opiniones enfrentadas). Y por otro lado, los percibía como un obstáculo o hándicap para ejercer mi profesión, dado que su entramado operacional funcionaba tan envidiablemente bien por la labor desisnteresada de los voluntarios y activistas, al tiempo que yo pretendía granjearme un futuro ejecutando en la práctica (remunerada) los conocimientos adquiridos en las aulas en la rama de la ecología.

Y sin embargo, con el transcurrir del tiempo, me he ido familiarizando con sus pensamientos, identificando con sus actuaciones y simpatizando con sus postulados hasta converger en una cosmovisión compartida de la actual crisis, ecológica principalmente. ¿Por qué? Los motivos son varios:

- Por un lado, entiendo que alguien debe responder y manifestarse por los que no tienen voz (los recursos naturales, el suelo, al aire, el agua, los seres vivos e inertes, los ecosistemas), por los que no la tendrán si no hacemos algo pronto (extinción masiva de especies, futuras generaciones de humanos, los desheredados) y por quienes se les niega el uso de la palabra en la actualidad (la diversidad de las minorías sociales y étnicas).

- Porque, al establecerse como un lobby de presión, se logra una aceptación como interlocutor válido "accediendo" a un púlpito al que no se podría optar como ciudadano de a pie, amparado en una trayectoria como asociación y en un prestigio ante quienes nos gobiernan.

- Porque si ningún organismo u asociación se opone abiertamente a las atrocidades que nuestra especie está cometiendo, estas se verán reforzadas y enaltecidas, engranando un sistema (capitalista, termoindustrial, contaminante social y ambientalmente, esquilmador de posibilidades, despilfarrador de recursos, promotor de la acaparación y el egoísmo) de consecuencias catastróficas e inesperadas.

- Porque cabe replantearse nuestro estilo de vida, reevaluarlo y comenzar a reestablecer lazos y conexiones con el medio y sus procesos productivos para que nuestras acciones y decisiones no discurran por cauces paralelos e incluso antagónicos e improcedentes para con este.

Así pues, los ecologistas, como otras entidades y movimientos sociales, desempeñan/mos un rol no sólo fundamental, sino necesario, acorde y responsable con los actuales derroteros de la humanidad y prescindir de ellos/nosotros serían incurrir en un error gravísimo.

lunes, 7 de julio de 2008

El encuentro de los 8 gaznápidos

Hoy comienza en Hokkaido, Japón, una nueva cumbre mundial en la que se reunirán, como es bien sabido, las ocho superpotencias mundiales (Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia). O lo que es lo mismo, los principales causantes de la actual crisis ecológica-social-cultural-económica que padecemos a escala mundial. No por voluntad propia, sino más bien por inoperancia y supeditación a las grandes compañías transnacionales ante las cuales doblegan su soberanía nacional.

Es curioso, pero la cumbre nunca comienza exactamente en el momento del aterrizaje de los mandatarios en el lugar de su celebración. Los preparativos y las "rondas previas" son de suma importancia en el desarrollo del evento.

Así, el país anfitrión debe hacer frente a un reto sustancial: garantizar que el encuentro se produzca en un clima ejemplar de cordialidad mutua entre dirigentes y de "paz" ciudadana y para ello debe desmantelar o anticiparse a los componentes del movimiento global, integrado por cientos de personas que, como en la célebre cita de Ignacio Ramonet, creen que "otro mundo es posible". En esta línea, la policía japonesa ha procedido a detener y a intervenir contra sindicatos (Rakunon Union, Rakunan Workers Party, Asian Joint Action), organizaciones sociales y obreras (Cruz Negra Anarquista) y ONG´s a su antojo, amparados por una ley que les permite retener a los ciudadanos durante 23 días consecutivos.

Los altermundialistas (puesto que proponen una realidad alternativa, no se oponen por puro nihilismo), partidarios de un estadio social radicalente distinto al actual y presidido por valores como la paz, la solidaridad, el entendimiento, la comprensión o el libre intercambio de experiencias y conocimientos entre semejantes, se articulan en torno a las organizaciones sociales anfitrionas para mostrarse públicamente opuestos a las actitudes exhibidas por los altos mandatarios. En esta ocasión, lo hacen alrededor de NoG8Action, una organización creada por japoneses el pasado año en Rostock, Alemania, para organizarse de cara a la presente cumbre.

Los asuntos a tratar en esta ocasión no son otros que los que diariamente hacen correr ríos de tintas en los diarios de tirada nacional: el cambio climático, el hambre en el mundo, la pobreza, los biocombustibles, el terrorismo, los planes nucleares, el alza en el precio del crudo y con él de los alimentos...

Veremos lo que son capaces de lograr, pero dudo que asuntos de suma trascendencia y ante los intereses particulares de los participantes en la cumbre, puedan ser resueltos en cuestión de unas jornadas por quienes son los máximos responsables de causarlos.

domingo, 6 de julio de 2008

Asamblea: la democracia del día a día

¿Qué os sugiere la palabra democracia? Me imagino que a cada uno de vosotros la mención de dicho término os infundirá un pensamiento determinado, que oscilará entre las siglas de un determinado partido y sus representantes institucionales, la imagen de una mano depositando un voto en la urna transparente de metacrilato y habrá quien, más cultivado, acudirá a la imagen del consejo de sabios griego o al recuerdo nostálgico de la transición.

Bien, pues siento disentir de estas percepciones, puesto que para mí el símbolo más intrínsecamente representativo de esta radica en un conjunto de personas sentadas en círculo (me parece fundamental que los intervinientes puedan verse el rostro e interpretar la comunicación no estrictamente verbal del resto de intervinientes), que debaten/discuten sus ideas y pareceres de un modo ordenado, con respeto al turno de palabra de cada cual, atendiendo detenidamente a todos los intervinientes y cuyas decisiones se adoptan a mano alzada y por consenso de todos, considerando e incorporando el parecer las posiciones minoritarias. Así, no sólo cada persona tiene una voz en su turno de palabra, sino también un voto al alzar su mano y una influencia directa en la decisión adoptada por consenso, puesto que no se ignora su opinión.

Hay quien a esta determinada forma de democracia, exquisitamente respetuosa con las minorías, la llama forma asamblearia de funcionamiento. No es mi intención entrar en disquisiciones terminológicas, por lo que asumamos que el proceso arriba descrito se trata de una asamblea o democracia directa u horizontal.

Y aún así, la citada asamblea se me antoja excesivamente breve para explicar lo que el vocablo democracia simboliza para mí. Aunque pueda sonar excesivo o pretencioso, democracia es ayudar a quien no tiene recursos para salir adelante a establecerse dignamente repartiendo los recursos con equidad y justicia, solventar asuntos cotidianos y potenciales que aunque no nos atañan directamente, lo pueden hacer indirectamente, considerar la posición de otro individuo (empatizar) para actuar de tal modo que no interfiera en su "modus vivendi", valorar a cada persona en su justa medida e incorproar su opinión en la toma de mis decisiones, plantear la economía en función de un nuevo orden social y este orden social conforme a las limitaciones del ecosistema global...

...y así la democracia se aleja sospechosamente de la absurda creencia de depositar un sobre en un recipiente de metacrilato cada cuatro años para elegir a tal o cual representante local, regional, estatal o europeo o emitir un sí o un no en un determinado referéndum o plebiscito sin expresar nuestra opinión con palabras y gestos y se aproxima innegablemente a las praxis responsables de los quehaceres
cotidianos.

sábado, 5 de julio de 2008

Consumo rosa (o la factura de la pluma)

¡¡Aviso para navegantes!! Lo que hoy voy a escribir puede herir la sensibilidad de las conciencias más políticamente correctas (¿aún queda alguna que me lea a estas alturas?), así que se recomienda a estas abstenerse y dedicar su tiempo a actividades más livianas y que exijan un uso más limitado y prudente de su neocortex cerebral. Gracias de antemano.

Sentado esto, debo confesaros mi escepticismo ante algunos logros sociales que se nos disfrazan como tal sin serlo en realidad. Si la presunta igualdad de la mujer me provoca un cierto sentimiento de hilaridad (¿alguna vez se han librado definitivamente del yugo de las tareas del hogar o el cuidado de la prole?), el colmo lo alcanzo con la supuesta liberación de los homosexuales.

Huelga decir que yo no siento rechazo alguno por las personas que gustan de relacionarse con los de su mismo sexo. Cada cual es muy libre de elegir a su pareja en función de sus gustos, preferencias y condición sexual. Lo que ciertamente me molesta es que "hazañas" tales como la ley del matrimonio homosexual o el día del orgullo gay, hayan sido aprovechados torticeramente desde un punto de vista lucrativo.

Estereotipar ha sido, desde tiempos inmemoriales, ciertamente rentable en términos estrictamente monetarios para aquellos que comercian con nuestros gustos y placeres. Así, el que se autoimpone la etiqueta de, pongamos, pijo, skinhead o siniestro a imagen y semejanza de su entorno (amigos, familiares, ídolos), le espera a la vuelta de la esquina una industria estética (y dudosamente ética) dispuesta a exprimirle la cartera hasta sus últimas consecuencias. Con los homosexuales ocurre exactamente lo mismo, con el matiz de que los reclamos comerciales invitan al gay o a la lesbiana a "marcar distancia" con el o la heterosexual para que quede bien patente su "distintiva condición".

Y así y sin apenas percatarnos, pues la sociedad del espectáculo es sutil y refinada hasta el paroxismo para absorberlo y asimilarlo todo (léase al lúcido Guy Debord y sus compañeros de la Internacional Situacionista), se consigue segregar al "recién nacido" colectivo del resto de los mortales y se le dispone en un barrio o ciudad creado o transformado "ad hoc" (Sitges, Chueca), con sus comercios y locales de ocio dirigidos a él, se crea un símbolo sencillo para que este se identifique (la bandera arco iris), se editan revistas (Shangay, Zero) y proliferan propuestas de ocio/recreo estereotipadas con artistas que se suman al nuevo mercado (Alaska, Mónica Naranjo, Hidrogenesse, Astrud...la lista en inmensa)...edificando en último término un entramado cultural rosa que, en tanto que tal, supone un gasto monetario rosa del que lucrarse sin ambajes.

Eso por no mencionar el "caso específico" de las lesbianas que aún viven su condición sexual en el más escupuloso secreto por temor a represalias machistas de mujeres y hombres (comentarios desagradables, despidos laborales, desacreditación, rechazo social), mientras son objeto de deseo por parte de estos últimos que no dudan en incluirlas como un elemento más del erotismo que los excita en un insano ejercicio de hipocresía moral.

Así que, como imagino que algún homosexual leerá estas líneas, le incito abiertamente a desmarcarse del tópico manido y del estereotipo, a huir del consumo rosa y a marcar su propia hoja de ruta vital alejada de lo que el oficialismo gay/lésbico dicta. ¡Ánimo!

viernes, 4 de julio de 2008

Cara y cruz de Miguel Sebastián

A Miguel Sebastián los madrileños lo recordamos como Miguel...¿qué? o Miguel Sevaostiar, uno de los peores y menos carismáticos candidatos que jamás ha presentado el PSOE.

Próximo a los postulados económico-liberales de la derecha, designado digitalmente por Zapatero, absolutamente desconocido para la militancia puesto que no pertenece a ella y personaje que acaparó la popularidad mediática tras mostrar en un debate público una fotografía de Monserrat Corulla, testaferro de Juan Antonio Roca en la trama de corrupción marbellí y amiga personal de Alberto Ruíz Gallardón, para amedrentar a este último.

Antes de postularse como candidato a alcalde de Madrid, Sebastián era un profesor de la Universidad Complutense donde impartía las asignaturas Introducción a la Microeconomía e Introducción a la Macroeconomía a los alumnos recién ingresados en la facultad de Ciencias Económicas.

Bien, pues su regreso a la esfera política se ha producido con resonancia. Por un lado, sus desencuentros con Pedro Solbes y últimamente por acudir a la celebración de un pleno del Congreso sin corbata. El detalle no revestiría mayor trascendencia si no fuera porque la ausencia del complemente era deliberada. José Bono hizo ademán de facilitarle una empleando a un ujier del Congreso, con la subsiguiente respuesta pública de Sebastián "me parece un regalo bonito. Yo se lo agradezco. La voy a estrenar en el mes de Octubre. (...) Le voy a regalar un termómetro para que mida la temperatura del Congreso de los Diputados. Se despilfarra energía".

¿Un ministro concienciado con el cambio climático? En el caso que nos ocupa, parece que sí. Sebastián viaja habitualmente en Metro y ha prohibido taxativamente que la temperatura de su Ministerio de Industria sea inferior a 24ºC, permitiendo y recomendando a los funcionarios zafarse de la corbata y chaqueta en Verano.

¿Es oro todo lo que reluce? Tampoco. Pues Sebastián se obstina en negar taxativamente que la recesión vaya a canalizarse hacia un crecimiento negativo (como así se refiere él), lo cual le "parece exagerado". "Todas las previsiones, por lo menos las que yo manejo, apuntan a un crecimiento del 2,0% en el segundo trimestre". Ahora le tocará explicar a la concurrencia como piensa conciliar semejante crecimiento del PIB y el no-aumento de las temperaturas globales.

jueves, 3 de julio de 2008

El mercado en el que no se mercadea con dinero

Decía Antonio Machado que "es de necios confundir valor y precio" y no andaba exento de razón en su afirmación.

Ayer abría el reciente ejemplar de Ecologista, la revista que elabora Ecologistas en Acción y me sorprendía muy gratamente cruzarme con un reportaje en el que se presentaba un proyecto a desarrollar en el Espacio Polivalente Autogestionado Patio de las Maravillas, Sincoste, en el que se despachan (y empleo el impersonal "se" porque no hay dependientes físicos que te ofrezcan un determinado producto "a colocar") artículos de vestir cuyo valor lo pone quien los adquiere asignándoles una utilidad (sea esta idéntica al anterior poseedor o una nueva), pese a que no tienen precio tasado.

En el fondo, el sistema empleado en esta paradoja de comercio es similar al trueque, con la salvedad de que no se produce un intercambio de un objeto por otro, sino que dichos objetos fluyen de mano en mano (con estancia intermedia en el "escaparate") de un modo similar a lo que ocurre con la dinámica propuesta de "el libro viajero", que tan buenos resultados suele arrojar habitualmente en centros de estudio o de trabajo.

Una iniciativa de este porte, que internaliza de un modo tan claro procesos como la autogestión alejada de la centralización globalizadora, la reevaluación del sistema económico, la reutilización de prendas que aún pueden tener un valor de uso (aunque quizá no valor añadido), la redistribución de la riqueza entre la población más necesitada, el reciclado de objetos que pueden adquirir un uso distinto para el que fueron ideados...es un claro ejemplo de como establecer un escenario alternativo y viable al imaginario de bienes obsolescentes y consumo fugaz y efímero de recursos y energías.

Para quien pudiera interesar, el anti-comercio simbolizado por el cocodrilo amordazado abre sus puertas todos los Martes, Miércoles y Jueves de 19:00 a 21:30 en el Patio de las Maravillas (C/Del Acuerdo 8, Metro: Noviciado L2 o Plaza de España L3/L10, Madrid).