lunes, 23 de junio de 2008

Reclamando al consumo



Perdonadme que insista sobre ello, pero los creativos publicitarios desempeñan un rol fundamental en nuestra sociedad, ejerciendo su labor de un modo servilista para todas aquellas compañías que incitan al consumo exacerbado e irracional.

Y en esta tesitura, la campaña de Acciona, frente a las ya presentadas en entradas anteriores, supone una doble cabriola con tirabuzón hacia delante en el sendero del despotismo ilustrado en imágenes rodadas.

Para comenzar, dibuja a uno de los personajes, el "critico" al modelo consumista de comportarse, jugando una partida en una consola (cuando paradójicamente las personas estamos más alejadas las unas de las otras y menos nos "prestamos" a consolarnos entre nosotros), de modo que resta credibilidad a este discurso, puesto que hace un uso lúdico y poco meditado de la energía eléctrica y a continuación se mofa descaradamente de la concienciación sobre el calentamiento global, la contaminación...dibujando un panorama desolador (desempleo, éxodo al campo) y lo que es peor: contrario al progreso, remarcando que "cualquier tiempo pasado fue peor". Lo que llama colectivamente a recordar los tiempos de restricción forzosa, de austeridad colectiva, de vida compartida en comunidad. Desolador a tenor de la ligazón de imágenes y relato.

La alternativa, basada en un planteamiento radicalmente opuesto al primero supondría, como se cita en el anuncio, quedarnos "sin energías, sin transporte, sin agua corriente, sin nada" para en último término converger paralelamente con el patrón derrochista mostrado al principio.

Moraleja del reclamo: hagamos por cambiar o no, el resultante será idéntico y catastrófico, así que no nos privemos de nada, pues al fin y al cabo, de nada servirá hacerlo.

Moraleja de esta entrada: cuando los medios te suministren la ración diaria de incitaciones al consumo (hay quien lo llama publicidad), cambia de canal o sé crítico hasta el extremo, pues de lo contrario y de un modo sutil, casi imperceptible, las grandes compañías te estarán inoculando el virus consumista en dosis aparentemente pequeñas, aunque friamente calculadas en sus "laboratorios de creación".

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