martes, 17 de junio de 2008

Caminando hacia una nueva ética de actuación

"Hoy en día no sólo están extinguiéndose especies animales y vegetales, sino prioridades humanas que, una tras otra, se ven sistemáticamente rociadas, no de plaguicidas, sino de eticidas, agentes que matan la ética y, por consiguiente, cualquier idea de historia y justicia. Especialmente atacadas se ven aquellas de nuestras prioridades que proceden de la necesidad humana de compartir, legar, consolar, condolerse y tener esperanza. Y los medios informativos de masas nos rocían día a día con eticidas" John Berger

Aprovecho la cita de Berger para reflexionar sobre la actual escala de valores que ordena y manda el mundo.

A nadie se le escapa que entre nuestras prioridades se encuentra la de ganar más dinero para podernos permitir ciertos caprichillos (una vivienda lo más amplia posible, un vehículo de altas prestaciones, viajes para conocer los rincones más bellos y recónditos de este mundo, vestidos elegantes y bien confeccionados...). De hecho, los mass media redundan a menudo en esta idea, agasajándonos con infinidad de propuestas en las que invertir nuestro dinero y tiempo de ocio. Y no nos percatamos que, cada vez que caemos en una de sus trampas comerciales (mal llamada publicidad) y adquirimos un determinado producto o servicio, estamos optando por desmaterializar el planeta de recursos comunes para arrogarnos el disfrute de un bien privado (privado porque se priva a otros de su disfrute) e incrementamos la jornada laboral para permitírnoslo, olvidándonos de invertir nuestro tiempo en fortalecer esas relaciones que tanto bien nos reportan (amor, amistad, familia...).

"La ética es una dimensión fundamental de la vida personal y ninguna sociedad humana puede sobrevivir sin una moral interiorizada, al menos en parte, por sus miembros" Serge Latouche

"La reflexión moral no es un asunto especializado más para quienes deseen cursar estudios superiores de filosofía, sino parte esencial de cualquier educación digna de ese nombre" Fernando Savater

Quienes abogamos por el decrecimiento, lo hacemos también por un cambio sustancial, me atrevería a decir que radical en tanto que escarba en las raíces, en cuanto a los modos en que los bienes y servicios deben ser producidos (localmente y sin emplear petróleo), consumidos (para cubrir las necesidades elementales), distribuidos (en distancias cortas a fin de disminuir los flujos de materia y energía) y desechados tras su uso (reduciendo, reciclando...), pero también en cuanto a la toma en consideración colectiva de que la moral imperante debe ser reevaluada.

Consideramos que debemos caminar en un sendero ético de simplicidad, frugalidad, austeridad o ahorro. Pero no para autoflagelarnos e infringirnos un castigo por lo malvados que hemos sido despilfarrando recursos, sino para podernos dedicar más tiempo a nosotros mismos y a los demás, para poder liberarnos de un yugo de un sistema económico, para disfrutar de mayor libertad de elección y acción, para ser más felices en definitiva.

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